-No, creo que lo mejor es que no te lo cuente.
-¿Por qué?-Preguntó Elliot impaciente.
-No quiero que te preocupes más por mí.
-Vale, prometo no preocuparme.
-Elliot, no. No debes seguir preocupándote de mí.
-¿Me estás pidiendo que me vaya?
-Así es, Elliot.-Dijo la pobre chica cabizbaja.
-¿Para siempre?-Continuó preguntando deseando que ella le respondiera.
Y lo hizo, pero no como él desearía.
-Si...
-No... Sam, ¿por qué haces esto?
-¡Déjame Elliot! Olvídate de que existo.
Los nervios se apoderaron de ella, y con eso, la tristeza y las lágrimas.
-No te creo Sam...
-¿Y qué quieres,-gritó quitándose las lágrimas de la cara, aunque era absurdo, las lágrimas seguían recorriendo su cara sin parar.- que te diga que ya no quiero estar contigo? ¿Que ya no me gustas? ¿Que ya... que... que ya no te quiero? ¿Es eso lo que quieres?
El chico se puso en pie, como ella había hecho antes.
-Está bien Sam, si eso es lo que te hace feliz,-objetó conteniendo las lágrimas.-si es lo que realmente quieres, lo haré. Pero antes, dime algo, ¿por qué lo haces hoy? Hoy hace seis meses que nos conocimos...
-Vete, por favor Elliot.
-No, responde. ¿Por qué quieres alejarte de mí?
-¿Quieres que te lo diga?-Contestó violenta y a la vez preocupada.
-Si.-Susurró el muchacho retirando una lagrima que bajaba por su mejilla izquierda.
-¡Tengo cáncer Elliot! Llevo dos meses viendo como mi vida se viene abajo, sintiendo como me muero poco a poco. Esperando una operación, o la misma muerte.
Mientras Sam se derrumbaba en el suelo, el chico reaccionó.
-¿Es ese el motivo por el que querías que te dejara?-Le preguntó mientras se agachaba a su lado.
-Si me operan perderé mi pelo, mi vida se vendrá abajo, porque ya no seré suficiente para ti, seré fea y me dejaras por otra chica, mas guapa, y te olvidarás de mi y yo...
El chico la calló con un beso mojado por las lágrimas de ambos, y dijo:
-¿Realmente crees que eres guapa por tu aspecto? Eres preciosa ahora, dentro de un millón de años y cuando pierdas tu pelo, serás igual de preciosa. No pienso dejarte sola ni un instante, me enamoré de ti, de tu persona, el físico es lo de menos. Mírame, tú no pudiste enamorarte de mi aspecto.
Sam, te cuidaré tanto como pueda, incluso más, te daré todo lo que me sea posible y lo imposible también, una princesa lo merece toso ¿me oyes? Te quiero así, tal y como eres, con pelo, sin pelo, alta, baja, negra, blanca. Eres mi vida. Y no te dejaré jamás.
La abrazó muy fuerte. Ese abrazo, paró el mundo. El agua del río dejó de fluir, y el aire ya no movía las hojas de los árboles, y los pájaros, tampoco volaban, todo se resumía a ellos, a ese momento.
-¿Me lo prometes?-Preguntó Sam sin soltarse de su amado.
-Claro que si. Te lo prometo.
Sam murió tres años después. Elliot, hizo todo lo prometido.
Sam se fue siendo feliz, ella misma lo dijo.
Pero antes de irse, dejó algo precioso a Elliot, a la pequeña Wanda.
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